Los diamantes cultivados en laboratorio se crean en un entorno de laboratorio estrictamente controlado mediante procesos tecnológicos avanzados que duplican las condiciones en las que los diamantes se desarrollan de forma natural bajo la corteza terrestre en la naturaleza. Estos diamantes cultivados en laboratorio están formados por átomos de carbono dispuestos en la estructura cristalina característica del diamante. Como se crean a partir del mismo material que los diamantes naturales, tienen las mismas propiedades químicas, físicas y ópticas. En la actualidad, cada vez se producen más de estas piedras preciosas, lo que contribuye a bajar su precio.
Los diamantes cultivados en laboratorio pueden tener una gama de colores aún más amplia que los diamantes naturales. Esto se debe a que el color de un diamante, determinado por las impurezas en su estructura cristalina, puede ser controlado durante el proceso, lo que permite un arco iris de diamantes cultivados en laboratorio. Los diamantes de color cultivados en laboratorio no sólo se diferencian por sus tonalidades, sino también por su intensidad, es decir, por la saturación de su color. En el laboratorio se pueden producir diamantes de distintos colores: amarillo, verde, rosa y rojo, azul y marrón.